Condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera en el s. XIX

Según los defensores del liberalismo económico, el crecimiento de la producción tenía que aportar riqueza y bienestar para todos. Pero en realidad, mientras algunos se enriquecieron, los trabajadores fueron obligados, en los primeros tiempos de la industrialización, a vivir en situaciones precarias. Os detallo algunos ejemplos:

- Los asalariados (trabajadores) eran simplemente fuerza de trabajo que se compraba a muy bajo precio. Los salarios sólo permitían la estricta subsistencia. Además, se cobraba por jornada trabajada: si no había trabajo o era festivo, no había salario, y en caso de enfermedad, accidente o vejez, nadie se hacía cargo del trabajador.

- Las jornadas en las fábricas, o en las minas, eran muy largas (14-16 horas diarias) y en condiciones ambientales muy deficientes.

- La disciplina laboral era muy dura: los obreros podían ser despedidos en el momento que desease el empresario y los castigos y penalizaciones eran frecuentes. La moral burguesa veía a los trabajadores como perezosos e indolentes, consideraba el ocio como un vicio y exaltó como máximas virtudes la disciplina y el trabajo.

- Era un hecho corriente que niños y mujeres trabajasen en estas condiciones, tanto en fábricas como en las minas. Sus sueldos eran inferiores a los de los hombres. En Inglaterra, el sueldo de un niño equivalía a un 10% del de un hombre, y el de una mujer, alrededor de un 40%.

- Las condiciones de vida no eran mucho mejores. Las viviendas eran muy pequeñas e insalubres, la alimentación, escasa y poco variada. La fatiga, la desnutrición, las epidemias, reducían la esperanza de vida de las familias obreras. A los 40 ó 50 años ya se era anciano. En 1825, un médico francés describió esta situación diciendo: "para los obreros, vivir es no morir".


Niños trabajando en un taller en Gran Bretaña. Grabado de 1856.

Niños ingleses trabajando en una mina de carbón. Grabado del s. XIX